Narges Mohammadi, nacida el 21 de abril de 1972, es una activista de derechos humanos iraní galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2023, aunque actualmente se encuenta prisionera de conciencia en las cárceles de la República Islámica de Irán. También es vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos (DHRC), dirigido por la también Nobel Shirin Ebadi.
En 2023, mientras cumplía una sentencia de diez años en Teherán, recibió el Premio Nobel de la Paz «por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos».
Narges Mohammadi es licenciada en física de sólidos. Durante su carrera universitaria, escribió artículos sobre los derechos de la mujer en un periódico estudiantil y fue detenida en dos reuniones del grupo de estudiantes políticos Tashakkol Daaneshjuyi Roshangaraan («Grupo de Estudiantes Iluminadores»). También participó de forma activa en un grupo de montañismo, pero debido a sus actividades políticas, más tarde se le prohibió unirse a las escaladas.
Trabajó como periodista en varios periódicos reformistas y publicó un libro de ensayos políticos titulado Las reformas, la estrategia y las tácticas. En 2003 se unió al Centro de Defensores de los Derechos Humanos, encabezado por Shirin Ebadi, también ganadora del Premio Nobel de la Paz del mismo año, y más tarde se convirtió en la vicepresidente y portavoz del Centro.
Narges Mohammadi fue arrestada en 1998 por sus críticas al gobierno iraní y pasó un año en prisión. En abril de 2010, fue citada ante el Tribunal Revolucionario Islámico por su pertenencia al Centro de Defensores de los Derechos Humanos. Fue puesta en libertad bajo fianza por un período breve, con una fianza equivalente a 50000 dólares, pero fue detenida de nuevo varios días más tarde y recluida en la prisión de Evin donde su salud declinó bajo custodia.
En julio de 2011, Narges Mohammadi fue procesada de nuevo y declarada culpable de «actuar contra la seguridad nacional, pertenencia a la CDDH y propaganda contra el régimen». En septiembre fue condenada a once años de prisión. Narges Mohammadi declaró que sólo se había enterado del veredicto a través de sus abogados y que había recibido «una sentencia sin precedentes de 23 páginas emitida por el tribunal en la que se comparaban repetidamente mis actividades en materia de derechos humanos con intentos de derrocar al régimen». En marzo de 2012, la sentencia fue confirmada por un tribunal de apelaciones, aunque se redujo a seis años.

La sentencia fue criticada por el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, que la calificó de «otro triste ejemplo de los intentos de las autoridades iraníes de silenciar a valientes defensores de los derechos humanos». Amnistía Internacional la designó presa de conciencia y pidió su inmediata liberación. Reporteros sin Fronteras hizo un llamamiento en nombre de Mohammadi con motivo del noveno aniversario de la muerte de la fotógrafa Zahra Kazemi en la prisión de Evin, afirmando que Mohammadi era una reclusa cuya vida estaba «en peligro especial». En julio de 2012, un grupo internacional de legisladores pidió su liberación, entre ellos el senador estadounidense Mark Kirk, el exfiscal general canadiense Irwin Cotler, el diputado británico Denis MacShane, el diputado australiano Michael Danby, la diputada italiana Fiamma Nirenstein y el diputado lituano Emanuelis Zingeris.
El 31 de julio de 2012, Narges Mohammadi fue puesta en libertad. El 31 de octubre de 2014, Mohammadi pronunció un emotivo discurso en la tumba de Sattar Beheshti, afirmando: «¿Cómo es posible que los miembros del Parlamento estén sugiriendo un plan para la promoción de la virtud y la prevención del vicio, pero nadie habló hace dos años, cuando un ser humano inocente llamado Sattar Beheshti murió torturado a manos de su interrogador?».
El vídeo del discurso del 31 de octubre de Mohammadi se viralizó en las redes digitales, lo que dio lugar a que la convocaran ante el Tribunal de la Prisión de Evin.
«En la citación que recibí el 5 de noviembre de 2014, se dice que debo entregarme ‘por cargos’, pero no hay más explicaciones sobre estos cargos», dijo Narges Mohammadi.
El 5 de mayo de 2015, Mohammadi fue detenida sobre la base de nuevas acusaciones.
En 2022 se publicó con la firma de Narges el libro Tortura blanca (traducido al español en 2023 y publicada por Alianza Editorial) en el que se recogen las experiencias mediante sus testimonios de catorce mujeres, incluida ella, en las cárceles iraníes. El título hace referencia a este tipo de tortura en las que el preso / la presa es sometido/a a períodos prolongados de confinamiento solitario, en una celda de muy pequeñas dimensiones donde se usa una iluminación continua de 24 horas al día para privar del sueño. El régimen de Irán utiliza estos métodos de tortura para “romper” la fortaleza mental del/la preso/a de tal manera que este/a acabe “confesando” delitos que en verdad no ha cometido.
Además del Premio Nobel de la Paz, Narges Mohammadi ha recibido otros premios y reconocimientos, entre los cuales cabe mencionar:
- Premio Per Anger, el galardón internacional a los derechos humanos de los gobiernos suecos.
- Premio de Derechos Humanos de la ciudad alemana de Weimar.
- Premio Andrei Sakharov de la American Physical Society.
- PEN/Barbey Freedom to Write Award (Premio de Libertad para Escribir de la organización Pen América).
Actualmente, Narges Mohammadi, aun prisionera en la República Islámica, se encuentra con problemas de salud, sufriendo de insuficiencias cardiacas. Asimismo, muy recientemente se la han extirpado tumores en su pierna y su pecho. Estos tumores han sido diagnosticados como benignos.
Tras un largo periodo desde que su familia presentó demanda para su liberación a fin de obtener asistencia médica por sus problemas de salud, el día 4 de diciembre de 2024, Narges Mohamadi fue finalmente otorgada por las autoridades penitenciarias una suspensión temporal de 21 días de su encarcelamiento para recibir asistencia médica. Imágenes de la salida de Narges de la ambulancia la muestra con una fortaleza mental inigualable en la que ella levanta su puño en el aire y grita: “¡Mujer, Vida, Libertad! … ¡La libertad nos pertenece! … ¡Viva le libertad!”
